¿Qué significa que todos, hombres y mujeres, seamos iguales? ¿Qué causa la violencia machista y qué caminos hay para solucionarla?
La igualdad de género implica que hombres y mujeres deben recibir los mismos beneficios, las mismas sentencias y ser tratados con el mismo respeto. El principio de igualdad y de no discriminación por razón de sexo es una obligación recogida en la Constitución española.
Lograr la igualdad de género también requiere la eliminación de prácticas dañinas contra las mujeres y las niñas, que incluyen el tráfico sexual y otras prácticas de violencia contra la mujer.
Las principales causas de violencia machista entre los jóvenes son múltiples y dependen, por lo general, de una combinación de factores socio-culturales como la inestabilidad familiar, el maltrato físico o psicológico, el abuso del alcohol o el consumo de drogas, los problemas de relación con las personas del entorno o la baja autoestima y la inseguridad. Pero en definitiva, lo importante es tratar de solucionar este asunto lo antes posible de una manera efectiva mediante la concienciación de toda la sociedad. Así, para prevenir y tratar la violencia machista entre los adolescentes es imprescindible actuar en tres aspectos fundamentales: la familia, la escuela y la sociedad.
En el ámbito familiar hay que tratar de evitar la violencia de género entre los padres, premiar las buenas conductas más que castigar las malas, dialogar los asuntos familiares más que imponer normas, respetar a todos los miembros de la familia sobre la base de la igualdad, así como dar responsabilidades y confianza a los hijos.
En el ámbito escolar es conveniente motivar y realzar los logros escolares de alumnos y alumnas por igual, eliminar los focos de violencia en las aulas mediante el diálogo y la comprensión, respetar la autoridad del profesor, practicar las habilidades sociales, y enseñar cómo detectar y prevenir la violencia machista mediante la formación al alumnado.
Finalmente, en el ámbito social es necesario frenar la violencia ciudadana concienciando a la sociedad de que con ello no se arregla nada, sino que se empeora la situación. Se debe fomentar el altruismo y la solidaridad, romper los estereotipos sexistas de siempre, enseñar a distinguir a los jóvenes entre diversión y delincuencia, evitar la violencia en los medios de comunicación para que no se imite, distanciar a la juventud de focos de riesgo de drogadicción y proporcionar información acerca de los recursos existentes para tratar la problemática de la violencia de género.
Pienso que de esta manera se podrá comenzar con buen pie en esta tarea de erradicación de la violencia machista, siempre y cuando todo el mundo tome conciencia y se involucre. Que así sea.